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La Sangre del León Verde

Divulgación Filósofica y Pensamiento Libre

Análisis filosófico del segundo capítulo de El principito

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  • Por Ciudadano 014-Q
  • en Reflexiones y experiencias
  • — 10 Mar, 2012
Hace unos meses ya realicé un análisis sobre el capítulo uno del libro de Saint-Exupéry El principito. Hoy me gustaría detenerme a comentar el segundo capítulo.
 
En este fragmento, el narrador nos explica su situación desesperada: siendo piloto de avión se estrelló en medio del Sahara a mil millas del lugar habitado más cercano. De repente, mientras duerme, una voz le despierta pidiéndole que dibuje un cordero. Así aparece en la historia, por primera vez el principito. 
 
El piloto dibuja primero el sombrero-boa que el niño reconoce al instante: no quiere un elefante porque es muy grande ni una serpiente porque son peligrosas, quiere un cordero. El autor le dibuja una serie de animales más o menos parecidos a un cordero pero el extraño personaje siempre les encuentra alguna falta. Finalmente, el narrador dibuja una caja y le dice al niño que el cordero está dentro; el principito queda satisfecho y contempla a su cordero a través de los agujeros en la caja.
De nuevo vemos en la obra del autor francés motivos para la reflexión filosófica. En primer lugar, los dos personajes parten de un estar en el mundo radicalmente distintos aunque en ambos el resultado es el mismo: la precipitación. Al aviador le exaspera la situación y el miedo a la muerte en el desierto; se muestra reacio a dibujar un cordero y cuando lo hace pronto pierde la paciencia. Asume lo que ocurre, que es maravilloso, como algo natural ya que su mirada se ha vuelto adulta, ni siquiera la llegada de un niño en pleno desierto llama su atención. Todo lo ve como anodino y normal, máximamente cuando el miedo a la muerte le atenaza y condiciona todas sus líneas de pensamiento. El aviador, como muchos otros, viven encerrados en sí mismos, obsesionados por evitar la muerte. Esta obsesión hace que nos convirtamos en seres que condicionan su mirada y actitud a la consecución de un fin determinado, esta parcialidad de nuestra mirada nos aparta de la vida. Es como aquél que huye en el bosque del ataque de un lobo, difícilmente se detendrá a mirar la belleza del paisaje. De igual manera, el aviador abismado en su miedo a morir en medio de la nada, deja de captar lo mágico de la situación y adopta una actitud malhumorada y de precipitación. Pintar un cordero en medio del desierto, para el narrador en este inicio del libro, no tiene ningún sentido. Pero, ¿lo tiene?
 
El principito también vive en la precipitación. Sus deseos deben cumplirse al instante y no duda en incordiar al piloto perdido con sus críticas y exigencias. Es el egocentrismo infantil que pretende condicionar todo aquí y ahora a las exigencias del yo. El libro trata, entre muchas otras cosas, de como el carácter del niño evoluciona superando esa precipitación egocéntrica. La muerte en medio del desierto, no importa. La vida es lo que ocurre ahora y todo lo demás no es más que un espejismo en el tiempo. Sin embargo, frente al aviador, la precipitación del niño no enturbia su mirada para lo maravilloso, todo lo contrario. Ese aferrarse al ahora tiene como consecuencia que la mirada se convierte, también, en elemento activo, la mirada transforma, embelleciéndola, la realidad. Observemos a los niños jugar, imaginan situaciones, escenarios, personajes y con esa mirada llenan de magia al mundo y dan sentido a todo, e incluso en ocasiones, a lo más terrible. El dibujo de la caja, fruto de la impaciencia del piloto, deja entrever, para el niño, un tesoro escondido, un cordero. Lo mismo que con el dibujo del sombrero-boa, el sujeto tiene que tomarse el esfuerzo de ver más allá de lo evidente, ver a través de las cosas el misterio que esconden.
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5 Comentarios

  1. fer Alcántara dice:
    11 marzo, 2012 a las 2:36 am

    genial!
    genial, si me permites quiero compartirlo en mi muro, e puesto en mi pagina de inicio de mi navegador tu pagina para estar atento si cuelgas algo, lo leo mil veces me parece genial,, me quedo con esto: ¿cuántas cosas dejamos de ver y de sentir porque hemos permitido que deseduquen nuestros ojos y nuestro corazón?

    Responder
    • IF dice:
      11 marzo, 2012 a las 10:10 am

      lógicamente puedes compartir el enlace donde y con quien quieras. gracias.

      Responder
  2. Laura dice:
    10 agosto, 2020 a las 5:50 pm

    What I understand about your publication is that the prince is not like old people because he have that different point of view and he in the instant he knew the drawing and he can see more that the people when they grow up !

    Responder
  3. Laura dice:
    10 agosto, 2020 a las 5:53 pm

    I love the book the prince

    Responder
  4. Natalia dice:
    10 agosto, 2020 a las 6:01 pm

    I love the book and the movie of the prince

    Responder

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