Evolución y hábitos alimentarios
0El documental “Epigenética: cómo la alimentación altera nuestros genes” es un interesante metraje que ejemplifica, de manera divulgativa, un lento cambio que se está produciendo en el modo como los biólogos entienden la evolución y a los organismos vivos.
El paradigma genómico que estaba imperando desde hacía algunas décadas planteaba que el individuo es esencialmente el producto final de unos genes que se manifestaban e interactuaban con el entorno. Se tendía a percibir nuestro material genético como algo determinado y determinante en el desarrollo del individuo. Aunque se sabía que las condiciones ambientales eran importantes en el modo como se mostraban los genes, lo cierto es que el acento recaía en lo genético y no en lo ambiental.
Pero el rápido desarrollo de la epigenética no es solo un cambio de acento, va más allá y propone que nos replanteemos ciertas verdades que dábamos por incontrovertibles con respecto a los mecanismos evolutivos. En el minuto 25:50 del documental se narra unos experimentos del investigador suizo Renato Paro, el científico descubrió que si los huevos de la mosca de la fruta se calientan a determinada temperatura, los insectos nacen con ojos rojos en vez de blancos. Lo desconcertante de este experimento es que las crías de esas moscas expuestas al calor, nacen también con los ojos rojos aún cuando no hayan sido expuestas las larvas a temperatura altas durante su desarrollo. Por lo tanto, ¿pueden heredarse los caracteres adquiridos como suponía Lamarck? Teniendo en cuenta que el darwinismo desdeña la posibilidad de la herencia de los rasgos adquiridos, todo apunta que este experimento y otros análogos nos harán repensar la teoría de la evolución admitida hasta ahora.
Interesante, también, para cualquier espectador es el énfasis que pone el documental en la alimentación, ya que nuestros hábitos alimentarios fomenta la activación de ciertos genes y el silenciamiento de otros. El documental parece apuntar a que la preconizada “medicina genómica” no será suficiente por sí misma, para evitar ciertas enfermedades no nos bastará saber si el paciente tiene un gen o grupo de genes determinados, será necesario, también, conocer el entorno epigenético del paciente y cómo transformando los hábitos de conducta y de alimentación podemos variar la activación o funcionamiento de ciertos genes.