Karl Marx: alienación e ideología
4Aunque la ideología liberal ya había sido atacada por los socialistas utópicos y los primeros anarquistas la crítica de Karl Marx (1818-1883) al sistema económico del capitalismo es la más estructurada e influyente tanto filosófica como políticamente. Influido desde sus inicios por la filosofía hegeliana, se desvinculó del idealismo de Hegel y adoptó un materialismo radical como punto de partida de su filosofía. La dialéctica hegeliana en Marx adopta un cariz social y la evolución de “lo real” de Hegel, se convierte en Marx, prioritariamente, en la evolución de los sistemas de producción.
Alienación e ideología:
Según Marx en el capitalismo se produce la alienación del trabajo. El trabajo debe ser una actividad humana encaminada a transformar un objeto, en este proceso el obrero es el principio activo y la materia la realidad sobre la que actúa el sujeto. Sin embargo, en el capitalismo se ha cosificado al trabajador o, en otras palabras, se ha alienado.
El obrero en el sistema de producción capitalista pierde su fuerza de trabajo vendiéndosela al patrón que hace uso de ella como de una cosa. Además, el obrero en el capitalismo no tiene ninguna relación creativa con el producto de su trabajo, que se desvincula del propio trabajador en serie. Frente al artesano que creaba y sus obras eran frutos de sus manos, el obrero capitalista vive enajenado de sus propias creaciones ya que no las ve como propias. Por si fuera poco, el mismo obrero, en este sistema, es un extraño de su propia vida ya que el tiempo que no dedica al trabajo lo dedica a prepararse para el trabajo o a descansar de él. El trabajo, que podría ser una actividad autogratificante, se convierte en una labor alienante. Ejemplo claro de esto serían los obreros de una producción en serie. Todos estamos alienados dentro de un sistema como el capitalista que convierte al obrero y a su fuerza de trabajo en una mercancía.
La alienación es evidente pero está oculta a la mayoría de los trabajadores porque el sistema capitalista la oculta tras la ideología. La ideología tiene muchas caras: la religiosa, la económica, la política, la moral, etc. sin embargo, el fin de toda ideología y sus formas es el mismo: asegurarse de la estabilidad social que en el sistema capitalista se puede traducir como garantizar que la situación de opresión sobre la clase obrera no cambia.
Como todos debemos trabajar para vivir, esto obliga a los hombres a relacionarse entre sí, la ideología articula estas relaciones para que cada uno asuma su papel y no pretenda salirse de él. Un ejemplo claro de ideología lo tenemos en la religión cristiana, según Marx, la religión cristiana garantiza el Cielo a aquellos que sean mansos, obedientes y pobres; de hecho, durante muchos siglos, el poder del rey o del emperador era consecuencia de la voluntad de Dios; con esta ideología se obtiene obediencia y sumisión que afianza las relaciones de opresión de los poderosos sobre los más pobres. De aquí la famosa frase de Marx “la religión es el opio del pueblo”.
Para Marx la ideología no son más que construcciones de la mente humana que invierte la realidad y la tergiversa. La clase dominante siempre ha tenido la capacidad de controlar y modificar la ideología, aunque, evidentemente, la mayoría de los miembros de la clase dominante creen en la verdad de la ideología que defienden.
Este trabajo pertenece a «Apuntes para superar la prueba PAEG de Historia de la Filosofía en Castilla – La Mancha».
Buen artículo y simple. Lo usaré para explicar algo de Marx en una de mis clases. Abrazo desde lo que la gente conoce como Argentina.
Pd. Te dejo mi blog (años sin postear!) por si te sirve algo de Historia recreandolahistoria.blogspot.com
Excelente redacción, me a ayudado a entender mejor estos temas.
Las ideologías dominantes, por el hecho de serlo, no son buenas ni malas ni regulares. Son sólo eso, dominantes.
Más correctamente «por el sólo hecho de serlo».