Karl Marx: materialismo histórico e ideología
0Marx consideraba que la dialéctica hegeliana tenía una profunda intuición de verdad ya que asumía el cambio como realidad radical y no como un mero accidente de las cosas. Sin embargo, la dialéctica hegeliana, desde la perspectiva marxista, es una parte de la ideología que sublima lo real que es eminentemente material y no ideal. Por esto, Marx acuñó el concepto de “materialismo histórico”. Mientras que la dialéctica hegeliana partía de lo ideal, el materialismo histórico de Marx intentaba interpretar la historia de la humanidad a partir del desarrollo y evolución de los modos de producción. En concreto, el motor de los cambios sociales son las luchas de clase, en cada sistema económico existen clases antagónicas: los esclavos y los libres, nobles y siervos, burgueses y proletarios, etc. Esta lucha tiene un ritmo dialéctico y permite el surgimiento de otras clases sociales que superan el antagonismo para transformarse, en el decurso de la historia, en tesis de otra oposición dialéctica.
Desde esta visión histórica, materialista y dialéctica Marx construyó una historia de la humanidad. El primer modo de producción fue el comunismo primitivo en donde la propiedad era social y la división del trabajo elemental; esto hacía que los individuos tuviesen que dedicar mucho tiempo de trabajo a subsistir y que no hubiese mercancías excedentes sobre las que comerciar. Este sistema rudimentario se rompió por el surgimiento de la propiedad que permitió crear una aristocracia (los que más poseían) y la esclavitud (los que eran poseídos). Al nacer la propiedad y el concepto de riqueza el trabajo se dividió para permitir que se creasen mayores excedentes y así acumular propiedad. Esta acumulación de propiedad y el ensanchamiento de las diferencias entre ricos y pobres crea el siguiente sistema social de producción.
Mientras que en Oriente surgía la sociedad asiática en Occidente surgió la sociedad antigua o clásica que tenía un sistema productivo esclavista en el que los hombres libres rehuían el trabajo que era realizado por el grupo social mayoritario: los esclavos. En esta sociedad nace el ocio, el mercado, la diferencia entre campo y ciudad, etc. pero en un momento dado este sistema se derrumba por el conflicto entre amos y esclavos y su propia incapacidad económica. El final de esta época llega con el triunfo del cristianismo en la Edad Media.
De las contradicciones de la sociedad antigua nace la sociedad feudal en la que el campesino es nominalmente libre, ya que no existe la esclavitud, pero está a expensas del señor feudal al que debe pleitesía y al que tiene que dar una parte importante de su producción. En este sistema gracias al comercio y a la usura nace una clase urbana que medra gracias a un nuevo sistema de producción: el sistema capitalista. A través del intercambio comercial y la elaboración de los productos el burgués, es decir “el que vive en un burgo”, va conformándose como nueva clase social. No obstante, el sistema feudal ahoga al burgués y a su sistema de producción por lo que la burguesía entra en conflicto con la nobleza y de esta lucha nace el sistema de producción capitalista en la Europa del XVIII y XIX.
Según Marx el valor económico de un producto es creado por el trabajo invertido en la elaboración de ese producto. Si sumamos el valor de las materias primas y herramientas que sirven para elaborar un producto al valor del trabajo invertido tendríamos el valor final del producto si no fuera porque el capitalista debe obtener algún beneficio así que debe de aumentar ese valor a través de la plusvalía. Si un obrero hace cinco zapatos y el patrón le paga el valor de dos zapatos la plusvalía son los tres zapatos restantes que son los beneficios del patrón. De esta manera el sistema capitalista es un sistema de explotación como el feudal o el esclavista pues el que genera verdaderamente la riqueza (esclavo, siervo o proletario) tiene que sufrir que esa riqueza le sea expropiada.
El sistema capitalista, como los anteriores, está llamado a terminar ya que está preñado de contradicciones. El capitalista intenta dar a sus obreros el menor jornal posible para así obtener más ganancias, esto aumenta paulatinamente el nivel de pobreza de los obreros. Al mismo tiempo el capitalista tiene que luchar contra otros capitalistas por lo que debe vender los productos lo más bajo posible; en esta lucha solo los capitalistas más poderosos ganan y los pequeños capitalistas entran a formar parte del proletariado en estos momentos de crisis. El proletariado cada vez más numeroso y más miserable se encuentra con una certeza: con la revolución no puede perder sino sus cadenas ya que ellas son lo único que tiene. Implantar esta certeza en el proletariado es la misión del revolucionario, pues el trabajador ve trabada su mente por la ideología burguesa que justifica la explotación.
Cuando tenga lugar la revolución final que acabe con el capitalismo acabarán las clases y se instaurará el comunismo en donde la propiedad y los productos del trabajo serán socializados. En los primeros momentos tras la caída del capitalismo habrá una “dictadura del proletariado” que redistribuirá los medios de producción pero con el paso del tiempo esta dictadura y el estado mismo desaparecerán y la relación del hombre con su trabajo será no alienada, libre y plena desarrollándose en este sistema todas las potencialidades del hombre.
Más allá de los resultados políticos reales de las teorías marxianas el anhelo de Marx de luchar por un mundo más justo y unas relaciones económicas más humana sigue siendo motivo de inspiración hoy en día.
Este trabajo es parte de «Apuntes para superar el examen PAEG de Historia de la Filosofía de Castilla – La Mancha».