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La Sangre del León Verde

Divulgación Filósofica y Pensamiento Libre

Los límites de la comprensión: Planilandia

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  • Por Ciudadano 014-Q
  • en Libros y cómics · Slider
  • — 24 Abr, 2015

«Existen otros mundos pero están en este.» (Paul Éluard)

En 1884 el escritor y teólogo inglés Edwin A. Abbott (1838-1926) publicó, bajo el pseudónimo de A. Square, la novela Flatland, romance of many dimensions traducida al español como Planilandia, una novela de muchas dimensiones. Planilandia es un mundo como el nuestro con una singularidad: solo existen dos dimensiones espaciales; a lo largo del libro se desgranan las costumbres, historia y vida cotidiana de los habitantes de tan extraño universo. La explicación de la vida social de las líneas, triángulos, cuadrados, otros polígonos regulares e irregulares y, finalmente, de los círculos pretende ser un retrato satírico de la Inglaterra victoriana donde vivió el autor. En la primera parte un cuadrado describe su sociedad bidimensional que posee una particular idiosincrasia; en la segunda el mismo protagonista es visitado por una esfera que lo transporta al mundo tridimensional (Espaciolandia) y viaja a otros mundos más disminuidos dimensionalmente (Linealandia y Puntilandia) que el suyo propio. La novela tiene, efectivamente, muchas lecturas pero una de las primeras ideas que nos viene a la mente al leerla es si no estaremos nosotros tan limitados dimensionalmente como un planilandés. El siguiente vídeo de Carl Sagan pretende reflexionar sobre esta posibilidad.

La obra de Abbott es indudablemente una invitación a la humildad, tan ridículo parecen los planilandeses con sus jerarquías, ritos y valores como pareceríamos nosotros a seres de dimensiones superiores. Resulta muy fácil sorprenderse de la ingenua credulidad de los antiguos que creían en un universo geocéntrico encerrado en una esfera de estrellas fijas; hace quinientos años que la perspectiva ptolemaica estaba asumida como irrefutable por el peso de la tradición y la autoridad religiosa. La ciencia antigua nos parece más cercana a la superstición que al verdadero conocimiento; pero si durante los próximos quinientos años el género humano siguiera progresando y extendiendo su conocimiento ¿estará su ciencia tan lejana de la nuestra como nuestra ciencia lo está del universo ptolemaico?

La ciencia extiende nuestra comprensión de la realidad pero esa comprensión es también un límite, un camino definido que nos encierra dentro de lo ya conocido. El espacio tridimensional y el tiempo es el tablero donde pensamos y construimos la ciencia de hoy pero quizás la del mañana observe esa limitación con la misma indulgencia con la que nosotros juzgamos a aquellos antecesores que se creyeron encerrados en un universo de esferas concéntricas. Algunos se sorprenden de que ciertas constantes cosmológicas estén tan ajustadas como para permitir la vida ¿qué muestra eso? ¿un orden casual o divino o más bien que solo percibimos la materia, energía y leyes que podemos percibir desde nuestros límites espacio-temporales? Buscamos vida más allá de la Tierra con sondas robóticas y telescopios pensando que esa vida se manifiesta en las mismas dimensiones que nosotros, pero si las dimensiones del universo fuesen infinitas quizás la vida no esté, tan solo, en estrellas o planetas lejanos sino aquí y ahora en otras dimensiones paralelas o yuxtapuestas a la nuestra. La lectura curiosa y atenta de Planilandia, una novela de muchas dimensiones ayuda tanto a comprender los límites radicales de nuestra percepción como a imaginar otros mundos posibles que, quizás, cohabiten en este.

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Tags: abbottcarl saganespacioplanilandiatiempo

1 Comentario

  1. :3 dice:
    8 noviembre, 2018 a las 2:43 am

    me encanto la novela

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