Metafísica y física de Aristóteles
2– Introducción.
– Las substancias, el género y la especie.
– Las categorías.
– El ámbito de la física.
– La teoría hilemórfica.
– La explicación del cambio: la potencia y el acto.
– Las cuatro causas: el teleologismo aristotélico.
Introducción:
El presente trabajo pretende exponer de manera didáctica la física y la metafísica aristotélica en sus aspectos más importantes. No pretende abrir una nueva línea hermenéutica, su carácter es meramente pedagógico y dirigido a personas no especialistas o estudiantes que sientan interés por conocer los rudimentos de la filosofía aristotélica. Dejaremos fuera de este trabajo la cosmología del filósofo griego por haberla tratado en otro sitio.
Las substancias, el género y la esencia:
Mientras que para Platón el individuo carecía de entidad propia que le era concedida por las Formas extramundanas, Aristóteles considerará que los individuos concretos serán las substancias. Una substancia es lo que existe por si mismo, por ejemplo una mesa de color rojo. La mesa existe por sí, mientras que el color rojo en la mesa aparece como accesorio, la mesa podría ser de cualquier otro color y seguir siendo mesa. Por esto dice Aristóteles que mientras que la mesa es una substancia, el color rojo es un mero accidente de esa substancia. Al mismo tiempo, una idea o un concepto de una substancia solo puede ser considerada substancia en sentido derivado, por ello dirá que estos conceptos e ideas sobre las substancias son substancias segundas.
De todos modos, Aristóteles no se separa tanto de su maestro como podría parecer ya que reconoce que la existencia de las substancias primeras es contingente, podrían no existir. La mesa del ejemplo anterior podría ser roja o azul pero también podría ser o no ser sin que el orden cósmico se perturbara. Lo que hace que las cosas sean y lo que es necesariamente lo llama Aristóteles “el ser en cuanto ser” y sería aquello que dota de existencia a lo real, el Ser.
Para el discípulo de Platón existe un isomorfismo entre nuestra mente y la realidad, es decir el mundo posee las regularidades que nuestra mente capta en él. Podemos conocer gracias a estas regularidades ya que la mayoría de las substancias primeras poseen elementos estables que permiten definirlas como individuos, estos elementos estables que observamos en las substancias primeras se denominan géneros. Gracias a los géneros es posible la ciencia y el conocimiento mediante la experiencia. Por ejemplo, observamos que los perros son muy diferentes entre sí, sin embargo, observamos ciertas regularidades que aparecen en todos los perros, gracias a esas regularidades sabemos que un ser vivo pertenece al género perro. Evidentemente, algunos géneros, como el de perro, son contenidos por otros géneros más amplios, el género perro por el género mamífero, pero algunos otros géneros son tan generales que no están contenidos en otros y son llamados categorías.
Sin embargo, un perro concreto como substancia primera llamado, por ejemplo, Coki no solo es su género, si no todos los perros serían el mismo, sino que también posee una diferencia específica. Esta diferencia específica es la que hace que Coki sea Coki y no Blanquito ni Chispa, ni ningún otro perro. La diferencia específica la llama Aristóteles esencia ya que es lo que hace que un objeto individual sea él mismo y no otro.
Las categorías:
Como vimos existen géneros que son tan generales que ya no pueden ser englobados por otros denominados categorías. Aristóteles dice que “el Ser se dice de muchas maneras”, con lo que quiere dar a entender que en el esquema lógico y ontológico de “S es P” (donde S es el sujeto y P el predicado) el “es” que une a ambos elementos se puede entender de diversas maneras.
Un ejemplo de categoría es la cualidad. “Ser rugoso” es un género que está contenido por un género más amplio como “tener una textura al tacto” pero este género se englobaría, a su vez, en el género “tener una cualidad”. Este último género no puede ser subsumido dentro de otro más amplio, por lo que se considera una categoría, en concreto la categoría de cualidad.
Nuestro autor no da una lista cerrada de categorías pero se ha popularizado la siguiente enumeración: substancia, cualidad, cantidad, lugar, tiempo, situación, relación, posesión, acción y pasión.
Especialmente importante es la categoría de substancia. Mientras que las otras categorías definen aspectos concretos de los individuos, la categoría de substancia es la que hace que las substancias primeras tengan su substancialidad, es decir, que las substancias primeras sean en vez de no ser. En cierto modo, podríamos decir que el resto de las categorías son accidentes de la categoría substancia ya que todas las categorías que no son la de substancia presuponen a la de substancia, pero no al contrario.
La categoría de substancia nos remite al orden teológico ya que solo a Dios se le puede aplicar el hecho de ser por sí mismo sin apoyo de otro. Las substancias primeras que no son Dios necesitan de las otras categorías ya que su ser es deficitario, contingente, mientras que solo Dios es necesario y autosustenta su propio ser. Consecuencia lógica de esto es que todo lo que es, es en cierta medida por Dios. Ya trataremos más adelante el concepto de Dios aristotélico como causa primera del cosmos, pero es preciso recordar que el Dios de Aristóteles no es ni un demiurgo platónico ni un Dios personal como el de las religiones monoteístas.
El ámbito de la física:
Si hasta ahora hemos hablado de la metafísica, ahora entraremos a exponer la física del autor que nos ocupa. La física se ocupa de aquello que tiene el principio de su movimiento en sí mismo. Así la física no trata de las matemáticas, cuyos objetos no son móviles; ni de la teología, Dios es inmóvil; ni, por supuesto, de los objetos de la tecnología que tienen su movimiento y su finalidad fuera de sí mismos. El movimiento del universo, para Aristóteles en concreto y para los griegos en general, no había sido iniciado en el tiempo ni tendría final. Explicar este movimiento eterno y descubrir sus leyes es la tarea de la física.
La teoría hilemórfica:
Todas las substancias primeras están formadas de materia. La materia es la masa amorfa de la que está compuesto todo el universo, pero solo puede aparecer con determinada forma, no existe la materia en sí misma más que como abstracción teórica. Toda materia bruta aparece con la forma de los cinco elementos clásicos: tierra, agua, aire, fuego (en el mundo sublunar) y éter (en el mundo supralunar).
Pero además de esta forma “primaria” en como aparece la materia simple, los objetos individuales también tienen forma. La definición de forma es compleja en la física aristotélica. Por un lado, se puede entender groseramente forma en el sentido habitual del término: modo físico de aparecer un cuerpo; pero, sin contradecir la interpretación anterior, también Aristóteles entiende por forma lo que hace que un conjunto de materia se agrupe de una manera determinada y no de otra. Lógicamente, siguiendo esta definición, forma sería sinónimo de esencia.
Toda materia ocupa un lugar en el cosmos: tierra abajo, sobre ella el agua, el aire y el fuego; más allá de la luna el éter está arriba de todo. Por esto, para el autor griego, el tiempo y el espacio no solo son realidades cuantitativas sino, también, cualitativas; la materia es inseparable del espacio y del tiempo, por lo tanto, espacio y tiempo no son meramente el escenario en donde se representa la función del cosmos, son en esencia parte de la función.
Pero, si los cuerpos tienden a su lugar natural ¿por qué no se están en su sitio sin más y existe el movimiento? La razón es que precisamente su imperfección les lleva al movimiento como veremos en la sección siguiente.
La potencia y el acto: el cambio:
Las cosas cambian de dos maneras. Una mesa redonda puede ser recortada y ser cambiada a una mesa cuadrada. Este cambio no altera al ser de la mesa, que sigue siendo una mesa, y por lo tanto es un cambio accidental. Los cambios accidentales pueden ser de tres tipos: de cantidad (aumento o disminución), lugar o cualidad (alteración).
Otra forma diferente de cambio es el substancial que ocurre cuando una substancia primera es transformada en otra, por ejemplo, cuando la mesa se transforma en cenizas.
Pero, ¿como es que una cosa que es ella misma deja de ser ella y se transforma en otra? ¿Es que no era lo que era? Y lo que llega a ser ¿de donde viene? Aristóteles responde estas preguntas con su teoría de la potencia y el acto. Las cosas físicas son lo que son en acto, por ejemplo una mesa ahora es una mesa en acto; pero además de ser en acto las substancias primeras son en potencia otras muchas cosas. Ser en potencia significa que las cosas que son en acto tienen potencialidades para llegar a ser otras cosas. Por ejemplo, un niño es un hombre en potencia o una bellota un roble potencial. Es obvio, que una bellota no es un roble en acto pero, en cierto modo sí es una promesa de roble, en definitiva, un roble en potencia.
Un rasgo que demuestra el déficit ontológico de las cosas físicas es que ellas no son actualmente lo que son sino que para ser necesitan ser en potencia, estar sujetas a un desarrollo en el tiempo para alcanzar su finalidad, de aquí la razón del movimiento. El tiempo es lo que desnuda esta debilidad ontológica pero también, lo que permite superarla al actualizar las potencialidades. Dios, sin embargo, está más allá del tiempo siendo acto puro ya que es por sí mismo y, por lo tanto, no puede tener la necesidad de ser otra cosa que lo que es.
Las cuatro causas: el teleologismo aristotélico:
Como existe el cambio debemos preguntarnos por las causas de este cambio. El discípulo de Platón encuentra cuatro causas:
. La causa material: que es lo que permite que un objeto físico pueda ser cambiado en otro. Por ejemplo, en una estatua de mármol la causa material sería el mármol.
. La causa formal: es la esencia formal que el cambio va a producir y sobre la que va a obrar. En el ejemplo anterior sería la forma del objeto representado por la estatua.
. La causa agente: es aquello que incide en la materia para producir el cambio. En el ejemplo sería el escultor.
. La causa final: sería la finalidad, el objetivo final que pretende alcanzar el cambio. La razón por la que se ha transformado un bloque de mármol en estatua (para un templo, una casa, la vía pública, etc.).
Desde la perspectiva de Aristóteles todo tiene una causa de cambio, así que retrotrayéndonos a la cadena causal debemos encontrar un primer motor del cambio. La cadena no puede ser infinita ya que si fuere infinita el cambio tardaría infinitamente en producirse y no se produciría. Esta primera causa, o primer motor es Dios que fuera del cosmos lo mueve sin moverse él mismo ya que si se moviese estaría sujeto al cambio y a otro motor. Como no está sujeto a cambio no tiene potencialidades y es puro acto; y como la materia está per se sujeta al cambio Dios no es material sino forma pura.
Este Dios no puede salir de sí mismo pues disminuiría su perfección, no se preocupa del mundo ni lo conoce ni lo creó en el tiempo. Si Dios pensase el cosmos es porque le falta ese conocimiento o lo necesita, pero Dios es perfecto y no necesita nada. El mismo argumento viene a demostrar que el cosmos es increado y, por lo tanto, eterno. Por todo lo anterior, podemos deducir que Dios es la causa final de todo el movimiento del cosmos. Todos los seres son movidos por Dios para alcanzar su perfección (finalidad), o en otras palabras reciben el ser de Dios, pero Dios no es perturbado en su perfección por nada.
De aquí que la dicha perfecta sea la divina y que el conocimiento de lo divino acerque al hombre, en lo que su naturaleza sublunar permita, a esa felicidad contemplativa en el conocimiento.
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